viernes, 2 de septiembre de 2011

Fragmento de "La Respuesta del Mar".

¡Cuántos ciegos y sordos vagan por el mundo dando la espalda a ágiles almas que buscan fusión! Dulces encuentros nos esperan en una esquina que tal vez no cruzamos  por esquivar nuestra mirada inundada de temor, prejuicios y desconfianza. Somos energía y nos alimentamos de ella. Otras almas pueden darnos ese alimento que a veces buscamos ansiosamente en muros extraviados. No siempre las alas se despliegan, no siempre los magos hacen conjuros de poder, no siempre los soles brillan fuertes. Todos somos uno, partes de un rompecabezas enorme que algún día, en alguna dimensión, nos uniremos. ¡Juguemos y juguemos!
Me sacó de mis reflexiones un enano que pasó caminando frente a nosotros. Observé sus piernas y brazos cortos como los de un muñeco y su cabeza grande. La gente lo miraba como culpándolo por ser diferente. El caminaba como arrastrando sobre sus hombros años de lucha.
Me entristeció nuestra esclavitud material, la mediocridad frente a los cuerpos diferentes, la idolatría a la belleza física.

 ¡Cuando nos liberaremos de esta piel y volaremos libres de pesados escrúpulos! ¡Cuando veremos esa esencia cubierta hoy por carne y hueso! La verdadera luz se esconde dentro de nuestros cuerpos. Pero no estamos preparados para ver lo esencial. Nos dividimos, somos prisioneros de ropas y modas, mediocres monstruos temerosos de la diferencia.

Fragmento de "El éxtasis de la vida"

“En la vida tenemos guías, de eso casi no tengo dudas. Pero sus órdenes son tan variadas, contradictorias e inciertas que la vida se torna a veces un juego peligroso entre opciones y batallas internas. Sentimientos aterradoramente bajos, de instintos animales donde el sexo, las lubricaciones genitales, las mentiras, los cuerpos sin alma, las almas diabólicas dentro de cuerpos enflaquecidos, la perspectiva del mundo desde una soledad absoluta, en donde todos están contra todos, gansos contra hombres, caballos contra perros, tornado contra árbol… todos muestran su aspecto deplorable y el ciclo vital se antoja una cadena interminable de azares repetidos, agotadores y absurdos de los cuales no podemos escapar. La locura nos aleja un poco de todo esto, pero nos zambulle aún más abajo luego y sólo otro veneno puede salvarnos. Sólo sombras y soledad me rodean. También desilusión, cansancio y hastío. No logro encontrar el sentido y ese empujón de optimismo no llega. Como si la vida fuera eterna y nunca llegara el fin. Pasando de estados en estados, de dimensiones en dimensiones, de infiernos a paraísos, en definitiva nunca reales, agotadoramente nunca reales.”